Analiza
Con la globalización y el concepto actual de desarrollo económico, las empresas transnacionales han logrado su expansión a cada país del mundo y, por ende, han adquirido un poder nunca antes visto. Existen grandes corporaciones cuyas ganancias son mayores que los Productos Interiores Brutos de muchos países y que, a su vez, conforman algunas de las economías más potentes del mundo.
Observamos una mayor incidencia de estas empresas en la política, incentivando la toma de decisiones que les favorecen, con el fin de adueñarse y explotar recursos naturales; obtener beneficios fiscales; favorecerse de políticas públicas como la creación de infraestructuras; lograr su impunidad en la violación de derechos humanos; y movilizar grandes flujos de bienes, servicios, personas y dinero sin ningún tipo de supervisión.
Debido a ello es necesario el reconocimiento de su posición real dentro del nuevo orden mundial, para así dejar atrás la concepción de que la multinacional es un agente privado más bajo las autoridades nacionales e internacionales. Debe invalidarse el discurso que reduce a las empresas multinacionales a simples individuos privados sujetos a las mismas normas que cualquier otro tipo de organización civil.
La verdad es que los Estados se han quedado pequeños al lado de las multinacionales. Experimentan circunstancias que les hacen vulnerables frente a las grandes empresas: corrupción; miedo a quedar fuera del sistema económico y de las corrientes de supuesto progreso; imposición política de elites egoístas; inferioridad económica; falta de recursos para controlar y fiscalizar. Esto empuja hacia sinergias de políticas nacionales e internacionales, a la vez que se unen esfuerzos con la población y sociedad civil, para generar una oposición de peso que pueda alcanzar un equilibrio hacia el bienestar de la humanidad.
Ignorar la insignificancia de muchos Estados, normalmente de los más pobres, ante los intereses económicos de las grandes empresas es negar una realidad latente y que repercute todos los días en la mayoría de su población. El poder de decisión, que tienen ambos agentes ante posibles negociaciones, es totalmente desigual. Un ejemplo de ello son los cientos de tratados para la apertura comercial en los que las transnacionales tienen incidencia y encuentran beneficios directos.
Actualmente estamos pagando con mucho sufrimiento, pobreza y vidas humanas el modelo de desarrollo económico. Seguir incentivándolo como única salvación empeora la situación. La violación de derechos humanos es recurrente, evidente y grosera. La contaminación del medio ambiente, la represión de los movimientos sindicales, la explotación laboral en condiciones de esclavitud, el asesinato de líderes activistas, la corrupción, la generación de desigualdad y pobreza son transgresiones presentes en la actuación de algunas de estas empresas multinacionales; sin embargo, nadie logra ponerles freno.